UN EMPRESARIO ESTUDIA SU NEGOCIO

Mucho se habla acerca del olfato empresarial, de esa capacidad para predecir y adelantarse a los cambios del mercado y aprovecharlos favorablemente. Popularmente se cree que es una especie de don de la naturaleza con el que algunas personas nacen y del que otros carecen. Aunque algo puede haber de cierto en esto, no es menos verdadero que el olfato de los empresarios es a menudo solo una consecuencia lógica del grado de conocimiento profundo que tienen de su negocio.

Mucha gente se lanza a la actividad empresarial armados solo de fe y confianza en sí mismos. Estos tienen tanta oportunidad de triunfar como el que apuesta a un pleno en la ruleta y sus posibilidades de permanecer en el negocio son aún mucho menores. Si bien el entusiasmo, la perseverancia y la confianza son importantes para el éxito inicial, para mantenerse con éxito es indispensable que el empresario gaste gran parte de su tiempo en estudiar cada uno de los detalles de su negocio, que aprenda sus mecanismo no solo de la experiencia sino también de las cifras y que sepa usar provechosamente estos conocimientos.

Los empresarios exitosos son a menudo los que toman su actividad tan seriamente como un profesional que estudia una carrera, los que en lugar de dedicar gran parte de su tiempo a “apagar los incendios” del día a día ponen gran parte de su empeño y de su talento en comprender la naturaleza y los resortes ocultos de su actividad. El empresario debe aprender a leer las señales del mercado, aún las menos perceptibles, para poder adelantarse a las tendencias y tomas decisiones atinadas.

Para comprender bien un negocio no basta con la propia experiencia, hay conocimientos y puntos de vista diferentes que son imprescindibles para tomar buenas decisiones y el buen empresario estará siempre atento a adquirirlos. No debe caer ciegamente en la influencia de los asesores, pero tiene que considerar otros puntos de vista. Mientras más información y más puntos de vista recabe, mejor informadas estarán las decisiones y en la medida que se haga el hábito de considerar puntos de vista diferentes al suyo le sorprenderá comprobar que a veces los otros tienen la razón, un conocimiento valiosísimo para cualquiera en cualquier área.

Las principales fuentes de información disponibles para un empresario son:

El personal: La propia gente que trabaja en el negocio en la línea de combate normalmente tiene valiosa información que aportar para el conocimiento del negocio. Acostumbre a conversar y obtener tanta información de ellos como sea posible.

Los clientes: todos sabemos que “el cliente tiene siempre la razón” aunque a veces se nos olvida, un contacto fluido y franco con los clientes le permitirá aprender mucho sobre su propio negocio.

Los proveedores: hay interés mutuo en que su empresa tenga éxito, por lo que no dude en pedir consejo e información a sus proveedores.

La competencia: aunque no es probable que le den información de buena gana es importante estudiar la competencia como un factor vital de su negocio.

Los asesores profesionales: Contadores, abogados y otros profesionales a honorarios podrán venderle su expertise. Pero no confié en ellos ciegamente, los profesionales suelen tener criterios muy extremos en relación al riesgo. Recuerde que por algo ellos mismos no son empresarios. Asociaciones gremiales, industriales, etc. Organismos del estado.

Un pequeño empresario tiene poco personal, poco tiempo y poco dinero, pero necesita mucha información, ideas, consejos y ayuda. No tiene, necesariamente, que seguir los consejos que le den, pero es fundamental escucharlos para tener un conocimiento lo más completo y profundo del funcionamiento de su negocio y de su área de actividad.

Julio – Agosto 2020

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