¿POR QUÉ NECESITAMOS EDIFICIOS MÁS INTELIGENTES?

Se trata de un escenario en que todos podemos ganar, como administradores de edificios, como ocupantes y como planeta.

Pasamos entre 80% y 90% de nuestras vidas dentro de edificios, eso significa una enorme cantidad de tiempo. Lo cual también representa un importante reto para los arquitectos, ingenieros, dueños y administradores de las construcciones actuales y futuras, en el sentido de cómo crear entornos que contribuyan a una mejor calidad de vida, o, en oficinas, a generar una mayor productividad de los colaboradores. Si además tomamos en consideración que el entorno actual demanda cada vez más espacios flexibles y versátiles -ya sea para vivir o trabajar- el desafío es aún mayor.

Para ello, la tecnología inteligente juega un rol crucial como aliado, no sólo en la medida que permite obtener más información y mejores conocimientos que guían la toma de decisiones en la operación de las instalaciones, sino también por los beneficios tangibles que los edificios inteligentes ofrecen en términos de sustentabilidad, ahorro económico, seguridad y salud, entre otros.

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Pero ¿qué son los edificios inteligentes? De manera concreta, son aquellos que generan datos sobre sí mismos y a partir de estos es posible realizar monitoreos para lograr un mejor desempeño en la utilización de sus recursos. Su propósito, independientemente del tamaño, es además de proporcionar data en tiempo real acerca de todo lo que sucede dentro de un edificio, entender cómo es usado por las personas.

Entre los principales beneficios de los edificios inteligentes destaca el mejorar los esfuerzos sustentables al reducir el impacto al medio ambiente. Hoy, la digitalización de los edificios a través de sistemas de iluminación, aire acondicionado y seguridad, por ejemplo, representan un elemento potencial para el mejoramiento de consumo energético, aprendizaje de los patrones de uso y utilización más eficiente de los recursos.

De acuerdo con un análisis de Deloitte, al invertir 20% adicional en costos de optimización para sustentabilidad dentro de una construcción nueva puede generar una reducción de 30% en costos operativos en tres años, resultando, a su vez, en una disminución de alrededor de 10% en el costo de propiedad total del edificio. Esto significa que invertir en tecnologías enfocadas en sustentabilidad debería ser visto como una inversión a mediano plazo, no como un gasto extra.

Asimismo, los insights generados por un edificio inteligente deben sumarse a la reducción de costos operativos, ya que también promueven una mejor toma de decisiones. Datos del Foro Económico Mundial destacan, por ejemplo, que la implementación de una solución de Inteligencia Artificial basada en la nube que permite una comunicación fluida con el sistema de gestión de un edificio puede resultar en ahorros de hasta de 30 mil dólares y más de 320 mil kilovatios hora (kWh) en sólo 2 meses.

 

Todas estas innovaciones, que funcionan con base en inteligencia artificial, se conocen como Sistemas Inteligentes de Gestión de Edificios (BMS -Building Management Systems-, por sus siglas en inglés), y son capaces de integrar, automatizar y presentar el estado en tiempo real de los sistemas de tratamiento de aire, calderas, enfriadores y sistemas iluminación en una sola plataforma. Se tiene registro que, en algunas de las implementaciones de este tipo de Sistemas, se han logrado ahorros de hasta un 20% en el consumo energético y con ello, generar retorno de inversión para las empresas.

En términos de seguridad, podemos referirnos a temas como vigilancia, control de acceso y prevención de incendios, o bien, de protección de datos, que pueden ser respaldadas por herramientas tecnológicas basadas en automatización, Inteligencia Artificial y procesamiento en la nube. Al utilizar datos en tiempo real, estas soluciones permiten a los gerentes obtener información para una mejor toma de decisiones o planear acciones más adecuadas de acuerdo con el desempeño actual, así como la prevención de riesgos, poder preservar la continuidad operativa y el bienestar de los usuarios.

Finalmente, la tecnología inteligente favorece la creación de edificios más saludables, a través de soluciones que mejoran la calidad del aire interior al ajustar automáticamente los parámetros clave según la ocupación, el uso del espacio, el clima y otros factores. Al invertir en sistemas inteligentes, las empresas pueden tener un impacto positivo en el bienestar de las personas y en las labores que realizan en sus espacios de trabajo, además de que comunican y enfatizan una cultura centrada en el colaborador y su responsabilidad corporativa.

Si bien uno de los obstáculos más comunes para adoptar tecnologías inteligentes en los edificios es la percepción de los costos, queda claro que en realidad debe ser considerado como inversión a corto, mediano y largo plazo. Los beneficios podrían incluso generar ahorros fijos en el consumo de los recursos, brindar una mejor experiencia a los ocupantes, respaldar la continuidad del negocio y recopilar datos valiosos en tiempo real para una administración de instalaciones más eficiente.

En el entorno actual, no podemos permitirnos el rezago en la implementación de tecnología inteligente para edificios, principalmente porque el cuidado del medio ambiente y el mejor aprovechamiento de nuestros recursos representa una prioridad mundial, a la vez que mejora la calidad de vida de las personas. Se trata de un escenario en que todos podemos ganar, como administradores de edificios, como ocupantes y como planeta.

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