LA SEGURIDAD PÚBLICA COMO ASUNTO DE ESTADO

Las causas de la inseguridad y la violencia que se debaten giran en cuatro ejes

El principal problema del país es la inseguridad pública. De acuerdo a datos de Inegi, 39% de los mexicanos fue víctima de un delito, ese porcentaje subió a 68% en el Estado de México, y 65% en la CDMX. Está dimensión se extrapola cuando se pregunta sobre el temor a ser víctima de un delito: a nivel nacional es de 79%, en Tabasco 92%, y en CDMX 91%.

Si esos datos no son impactantes, la cifra negra es una manifestación de la poca confianza pública en las instituciones públicas, sólo se denuncian siete de cada cien delitos. La ola de delincuencia se ha escalado en los últimos 10 años: 34 mil muertes violentas en 2018, y en 2019, de acuerdo a Causa Común, van 115 policías asesinados.

Las causas de la inseguridad y la violencia que se debaten giran en cuatro ejes: ineficacia de los cuerpos de seguridad y justicia, pobreza, corrupción y marginalidad. La delincuencia está incontrolable.

En México, desde la década de los 80 hemos tenido narcotráfico y delincuencia organizada. Pero ahora se traspasaron todas las dimensiones.

¿Qué fue lo que pasó para que la seguridad pública se descontrolara hasta las dimensiones de desafiar al Estado? La fractura es muy profunda, ya es cotidiano escuchar noticias de ejecuciones masivas, fosas clandestinas, desaparecidos, secuestrados, homicidios de gobernantes, políticos y jueces. No hay límites y los actos desalmados van en ascenso.

Estos hechos, que son frecuentes, de ninguna manera se deberán percibir como parte de la cotidianidad; eso nos llevaría a un abismo más profundo.

Las autoridades gubernamentales tienen años con diversas estrategias de seguridad pública con resultados deficientes. Una estrategia efectiva se hace por medio de una política pública de largo plazo, que contemple la prevención del delito, la profesionalización de los cuerpos de seguridad, procuración e impartición de justicia penal; y la reinserción social.

Si la labor de los gobiernos no es efectiva, los ciudadanos ya no podemos seguir esperando y debemos aportar, aunque sea un grano de arena.

El Estado moderno nace de un pacto donde el gobierno tiene como responsabilidad prioritaria garantizar la integridad y el patrimonio. La seguridad pública es una responsabilidad de Estado, pero no quiere decir que el único responsable sea el gobierno.

Por eso es fundamental, como ciudadanos, ayudar a disminuir la delincuencia. Empecemos por el cuidado de los hijos, enseñarles a comportarse como ciudadanos de bien; esfuerzos colectivos para preservar sano el espacio público; la unidad entre vecinos para la protección común; denunciar delitos, se puede hacer de manera anónima; y, por último, tener en la conciencia que la inseguridad se puede agravar.

No hay mayor daño social que hacer de lo ilegal y de lo irregular una condición normal de vida.

Voltear para otro lugar y esperar a que el gobierno solucione el problema, simplemente no es la opción.

 

Mayo – Junio 2019

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