LA INDUSTRIA 4.0 MARCA EL CAMINO

Sensorización, Cloud, Internet de las Cosas, Big Data, Inteligencia Artificial, robotización y automatización, conectividad móvil, fabricación 3D… son algunas de las tendencias que están revolucionando el panorama industrial mundial

Robots, inteligencias artificiales, máquinas sensorizadas y conectadas a Internet, terabites de datos en la nube… muchas son las piezas que componen la Cuarta Revolución Industrial, pero una sola es la certeza: la Industria 4.0 marca el camino, y su ascenso es imparable.

En el año 2018, los robots llevaban a cabo el 29% del total de tareas, según un estudio del Foro Económico Mundial titulado El Futuro del Trabajo 2018, que vaticinaba que en el año 2022 ese porcentaje habrá aumentado hasta un 42% y hasta el 52% en 2025. Es decir, más de la mitad de los trabajos conocidos hace apenas dos años ocupados por robots en el plazo de cinco años.

¿Significa eso que perderemos esos empleos? Ni mucho menos. Simplemente, los empleos cambian y se adaptan a la nueva realidad. Una realidad digital en la que la Industria 4.0 es uno de los motores de cambio. Para las empresas, el informe sugiere aumentar las capacidades y conocimientos de sus propios empleados, tanto los fijos, como el de los temporales que prestan servicios industriales, en los que van a confiar cada vez más.

En las proyecciones del Foro Económico Mundial hay, sin embargo, diferencias en el futuro de los trabajos. Así, mientras surgen nuevas demandas como la de ‘analista de datos’ y ‘científico de datos’, otros perfiles están en proceso de sustitución.

Contables, administrativos, secretarios de dirección, obreros de cadenas de montaje industriales, empleados de atención al cliente, gerentes, auditores, directores de operaciones, directores generales, analistas financieros, cajeros, dependientes, mecánicos, trabajadores de telemárketing, instaladores y reparadores de aparatos electrónicos y de telecomunicaciones, atención al público en oficinas bancarias, conductores profesionales de coches, furgonetas y camiones, brokers, abogados o encuestadores son algunos de los trabajos que van a ser duplicados por los robots.

En el otro extremo, surgirán nuevos empleos destinados a seres humanos en las tareas de analista de datos y científico de datos, especialista en inteligencia artificial y ‘machine learning’, especialista en Big Data, especialista en transformación digital, especialista en nuevas tecnologías, servicios de tecnologías de la información, especialista en automatización de procesos, profesionales de la innovación, diseñadores de experiencia de usuario e interacción hombre-máquina, especialistas en formación y desarrollo, ingenieros especializados en robótica, especialistas en sociología y antropología cultural, o especialista en márketing digital y estrategia.

También habrá, sin embargo, perfiles que pueden mantenerse estables, engrosando, junto a estos últimos perfiles profesionales al alza, esa minoría de puestos de trabajo que en 2025 serán ocupados por seres humanos, según las estimaciones del Foro Económico Mundial. Entre ellos, los directores generales (que, en función del sector, también estarán en extinción), los especialistas en Recursos Humanos, los asesores financieros, los especialistas en logística y cadenas de suministro, los operadores de planta química, los profesores de educación superior o los operadores de refinerías de petróleo y gas.

En este contexto, antes que abandonar el mercado laboral sustituidos por robots, lo que está ocurriendo y ocurrirá con no pocos trabajadores es su reconversión en nuevos profesionales inexistentes hace apenas cinco años. Porque si bien es cierto que habrá robots ejecutando tareas hasta ahora ocupadas por humanos e inteligencias artificiales analizando los datos que envían a la nube las líneas de producción sensorizadas y conectadas, también es igualmente cierto que alguien tendrá que controlar y decirle a ese robot qué debe hacer o programar los algoritmos para que esa inteligencia artificial analice lo que queremos que analice.

Una realidad imparable

En este punto, yambién en el marco del Foro Económico Mundial de este año, Deloitte acaba de presentar un estudio titulado The Fourth Industrial Revolution: at the intersection of readiness and responsability en el que, en base a encuestas realizadas a más de 2.000 cargos directivos de 19 países (con cerca de un centenar españoles), se evalúa el nivel de preparación de las organizaciones ante la era de la Industria 4.0.

En este estudio se señalan cuatro puntos clave en la llamada Cuarta Revolución Industrial: estrategia, impacto social, talento y tecnología. La primera reflexión es que el rápido ritmo disruptivo de la Industria 4.0 hace que sea clave para las empresas el disponer de estrategias holísticas e integradas que faciliten las oportunidades de crecimiento a largo plazo. Sin embargo, dos tercios de los directivos encuestados afirman que sus organizaciones no disponen de dichas estrategias, pese a que la encuesta apunta que el 90% de las empresas que disponen de planes exhaustivos en materia de Industria 4.0 crecieron un 5% el pasado año.

Por lo que respecta a los ejecutivos españoles encuestados, el 64% se sienten capaces de liderar sus organizaciones a la hora de capitalizar las oportunidades que ofrece la Industria 4.0 (un 83% a nivel mundial). Entre los resultados deseados por los directivos españoles gracias a la Industria 4.0 se encuentran el generar mayores ingresos (91% de los encuestados españoles por un 69% a nivel mundial), reducir los costes operativos (50% vs. 29%) y el conseguir una mejor gestión del riesgo (37% vs. 27%).

Según Vicente Segura, socio de consultoría de operaciones de Deloitte, «la cuarta revolución industrial se va abriendo camino poco a poco en nuestro entramado industrial. Lo que hace unos años parecían tecnologías futuristas son ya hoy en día una realidad. La capacidad que tienen las tecnologías y herramientas digitales actualmente disponibles, no solamente para ganar competitividad -mejorar ingresos, optimizar costes o ganar eficiencia- sino también para generar disrupción en las cadenas de valor, es extraordinaria».

«Los retos actuales», asegura Vicente Segura, «subyacen en definir una estrategia digital alineada con la estrategia de negocio, disponer del talento necesario para liderar y ejecutar esta transformación digital, identificar y seleccionar correctamente los proyectos pilotos donde invertir para focalizar bien los esfuerzos internos y escalar los resultados a nivel interno de manera acelerada y ordenada sin generar una ruptura entre el modelo tradicional y los nuevos modelos digitales. Y siempre bajo un enfoque de pensar en grande, empezar por algo pequeño y escalar rápido».

Inversión en talento

Preparar a su fuerza de trabajo para afrontar las demandas de la Industria 4.0 es un auténtico reto para los directivos encuestados. El 80% de los ejecutivos españoles destaca como una inversión prioritaria la formación de sus empleados (74% a nivel mundial) y un 84% afirma conocer qué habilidades serán necesarias en la Cuarta Revolución Industrial (59% a nivel mundial). Sin embargo, solo un 70% afirma que sus organizaciones tienen una cultura de aprendizaje a largo plazo, mientras que el porcentaje asciende al 82% a nivel mundial.

Solo un 17% de los líderes empresariales afirma que realizar inversiones en tecnologías de la Industria 4.0 es una prioridad de sus organizaciones, por debajo de otras 12 prioridades de inversión. Pese a que valoran la capacidad de dichas tecnologías, solo el 5% ha realizado progresos a la hora de implementarlas de una manera conectada e integrada.

Paralelamente, y pese a que los directivos están poniendo el foco en el impacto social, solo uno de cada cinco afirma que prioriza inversiones en tecnologías avanzadas que tengan un impacto positivo en la sociedad.

Vicente Segura afirma que «ya existen herramientas digitales muy potentes para cambiar modelos de negocio y transformar las cadenas de valor a lo largo de todo el ciclo industrial. Desde las fases de diseño (Inteligencia Artificial para la optimización de productos), pasando por las etapas de planificación (control tower o sistemas de predictibilidad de la demanda), los ciclos de aprovisionamiento (RPA, real time risk tracking, smart contracts) o de fabricación (sensorización, IoT, mantenimiento predictivo, 3D printing), hasta las fases de distribución, logística o atención al cliente (blockchain para trazabilidad, AGVs y drones en almacenes inteligentes, customer anayltics)».

Enero – Febrero 2020

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