FARMACÉUTICAS MILLONARIAS

Por Edgar Amador

La pandemia le ha dado una voltereta a la economía mundial, y ha hecho millonarios a los accionistas de dos grupos de empresas: las tecnológicas, y las farmacéuticas. Casi en las antípodas, los sofisticados bienes y servicios producidos por las empresas del Nasdaq contrastan con un producto inventado hace más de un siglo: la vacuna, que ha producido un aumento colosal entre quienes poseen las acciones de las empresas que las producen.

¿Pero quiénes son esos afortunados accionistas de las empresas farmacéuticas, en medio de esta pandemia que diezma poblaciones, sobaja empresas y colapsa las economías, están floreciendo y creciendo en valor de mercado?

Una ojeada a la composición accionaria de las grandes farmacéuticas nos da una idea de cómo funciona el capitalismo contemporáneo, en donde la riqueza, si bien aumenta de forma concentrada, está al mismo tiempo polarizada entre millones de ahorradores.

Tomemos Pfizer por ejemplo, que se convirtió en la primera farmacéutica en recibir la aprobación del gobierno de un país, el Reino Unido, para iniciar masivamente la aplicación de su vacuna contra el covid-19.

Pfizer es una multinacional farmacéutica estadounidense, con sede en Nueva York, fundada hace 171 años por dos estadounidenses de ascendencia alemana (Pfizer y Erhart), y que tiene un valor de mercado de 226 mil millones de dólares.

¿Quiénes son los principales dueños de Pfizer? ¿Quiénes se han visto crecer sus fortunas con el despegue asombroso de las acciones de esta farmacéutica al amparo del desarrollo de la vacuna para combatir la pandemia?

Los principales accionistas de Pfizer se llaman: Vanguard Group (8.12 por ciento); Blackrock (7.46 por ciento); y State Street (5.2 por ciento). Es decir, los grandes ganadores no son personas, sino otras empresas, instituciones financieras que detentan el grueso de las acciones de Pfizer y que a su vez las venden empaquetadas mediante fondos de inversión.

Tomemos ahora el caso más espectacular de la saga: Moderna, la innovadora empresa biotecnológica, cuyas acciones se han disparado un enloquecido 630 por ciento en lo que va del 2020. A pesar de no ser la que primera ha llevado su vacuna al mercado, pues Pfizer le ha ganado, Moderna es la favorita de los inversionistas, quienes han multiplicado el valor de mercado de la empresa.

Los mayores accionistas de Moderna son la legendaria gestora de fondos Fidelity (8.65 por ciento), y el fondo de inversión en empresas médicas Flagship Pioneering (7.80 por ciento), seguido de las gestoras de fondos Vanguard (7.04 por ciento), y Blackrock (5.11 por ciento). En contraste, el presidente de Moderna, Hogue Stephen, es poseedor de únicamente el 0.48 por ciento de las acciones de la firma. Cierto, eso es una fortuna, y sus acciones valen al cierre del miércoles más de 2,700 millones de dólares, lo que convierte a Hogue Stephen en un hombre riquísimo, pero sus acciones palidecen frente a las tenencias de Fidelity o Blackrock.

¿Y quiénes son Fidelity y Blackrock? ¿Quiénes son esos señores tan ricos que son dueños de casi todas las compañías que cotizan en el mercado? Esos señores no son señores, ni señoras. Son instituciones que venden productos a las señoras y señores de este mundo.

Esos productos son los conocidos como “Fondos de Inversión”, un portafolio de acciones y activos financieros acomodados de cierta forma que ofrecen a los inversionistas individuales una mezcla de retorno y riesgo adecuados para cada perfil.

Por ejemplo, una viuda que viva de sus rentas preferirá un portafolio distinto al de un joven profesionista que inicia su carrera: la mezcla de riesgo y rendimiento esperado de ambos casi seguro es distinta. Un trabajador cerca de su jubilación tendrá un portafolio distinto al de una profesionista con hijos pequeños. Etc.

En el capitalismo moderno la idea de que todos podemos ser poseedores de capital se ha llevado a límites insospechados hace un siglo. Como esta breve nota muestra, los accionistas de las farmacéuticas, que se han multiplicado en valor en los mercados, no son preponderantemente un grupo de billonarios, sino millones de inversionistas, sobre todo en Estados Unidos, pero también en el mundo, que tienen al alcance de su patrimonio, la posibilidad de beneficiarse de las fortunas generadas por las vacunas. Cierto, cada vez más pueden acceder a la riqueza creada por los mercados, pero son más aun los que están creciendo alejados de la misma. Y ese es el problema.

A detalle

La carrera por la implementación de la vacuna contra la Covid-19 ha modificado las proporciones de capitalización de las empresas biotecnológicas y farmacéuticas. Los cambios sociales, derivados de esta crisis sanitaria, han traído consigo un incremento en la dependencia a este sector incidiendo en las expectativas de inversión.

Por otra parte, el comportamiento del mercado accionario muestra que ya se han decantado por la ganadora en la carrera por la vacuna, Moderna, pese a que no es la primera en obtener el permiso para su implementación. A la par, los inversionistas han premiado este sector con un rampante incremento, que ha acompañado al boom de las tecnológicas en esta crisis.

 

 

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