EN TIEMPOS DE “SANA DISTANCIA”, ARTISTAS LLEVAN SUS ESPECTÁCULOS A LAS AZOTEAS

En Guadalajara, un colectivo de artistas realiza obras de teatro y otros espectáculos en azoteas de barrios populares, con el fin de difundir cultura sin generar riesgo de contagios de COVID-19.

Una vieja casona es el escenario de un teatro guiñol con el que un grupo de artistas de Guadalajara realiza espectáculos gratuitos, desde las azoteas, para que las familias puedan divertirse guardando la “sana distancia” durante la actual epidemia de COVID-19.

La agrupación Azoteas ¿y si miramos hacia arriba? tuvo esta iniciativa de buscar lugares para llevar su creatividad y ayudar a las familias de barrios populares a sobrellevar el aislamiento, contó la productora cultural Luisa Guzmán.

“Era casi imposible seguir quietos y crear solo desde lo digital, a pesar de que también ha sido un nuevo aprendizaje; vivimos del contacto con las personas, de la experiencia viva, y se nos ocurrió, juntamos un grupo de amigos y así empezamos el proceso creativo desde ahí”, dijo.

Desde marzo, teatros, foros y recintos para conciertos cerraron sus puertas, y quienes vivían de las actividades en ellos afrontan una situación económica cuesta arriba, por lo que muchos buscan alternativas para sobrevivir a la crisis.

“Lo primero que fue más complicado fue la situación económica de nuestros compañeros: no había trabajo y la mayoría gana de los espectáculos o está esperando recursos de alguna beca, y pensamos también de ese lado, no solo hacer por hacer, sino de qué forma podría causar un impacto en la economía de ellos”, dijo Guzmán.

Cerca del cielo

Minutos antes de que la función comience, hombres maquillados y vestidos de blanco y negro recorren las calles para invitar a las familias a acercarse al espectáculo.

Las personas los ven con asombro y muchos niños y niñas bailan al ritmo de sus tambores.

Escenario

Las familias se aproximan, colocan sus bancos o se sientan en el suelo, algunas desde sus propias azoteas y otras desde el parque frente a la casa, ahora transformada en un teatro con telas negras y luces.

Decenas de niños voltean hacia arriba para buscar a los personajes del cuento que escuchan desde los altavoces

Unos conservan sus cubrebocas, aunque otros, de la emoción, se lo quitan como si eso les ayudara a ver mejor.

Arriba, en la azotea, los títeres cantan, hablan y se mueven con el cielo de fondo, solo opacado a ratos con nubes que prometen una tormenta.

El sol cae y los muñecos se iluminan cada vez más mientras bromean e interactúan con los niños.

 

 

Julio – Agosto 2020

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